Desearía estar en lo mas alto de una colina,
sentarme y acariciar la puntiaguda hierba que se esmera en devorar mi piel,
sentir el apacible silencio del viento que circula alrededor, cerrar los ojos y respirar...
Solo respirar y olvidarme de la gente, de lo que siento, de lo que creo.

Quedarme dormida bajo la sombra de un árbol, y dejar que la calidez del sol envuelva mis pesares en un tibio recuerdo.

Es incomodo mirar la infinidad del cielo,
 un mundo tan grande,
y tu solo para mi.

Sacudo mi cabeza; como si eso realmente funcionara para sacarme ese pensamiento,
quiero dejar de hacerlo, pero no lo hago.
Solo la lumbre de la mera posibilidad de no tener en que otra cosa entretenerme sirve de excusa para dejar que juegue con mi voluntad.

Lo extraño, lo hago, y lo peor, no sé por qué.
Expone ello lo débil que soy mentalmente?
Lo fácil que me dejo manipular por mis apetencias?

Resoplo mirando hacia arriba,
las burbujas decoran mis pestañas y mi vista,
sonrío por el embrollo al que llego solo pensando,
complicándolo todo sin necesidad alguna,
me río por lo que pudo haber sido y no será.

Vuelve el recuerdo del adormecimiento que me causa las hojas rozando entre si,
ese suave susurro que se escurre por mis orejas,
que me doma por completo la consciencia y empiezo a ceder.

Mis piernas no responden al vacío que me espera,
mis brazos están entumecidos, bailan elegantes con la marea,
es hermoso, el brillo del sol que se apaga, junto con ello mis latidos.


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