Y aquí vamos de nuevo. Cuán curioso es sentirme bisoña otra vez, cuando ya no quedaba mas que la nada, minucias, hermoso desierto huero. Donde el amor y la futilidad iban de la mano, en este mundo donde enaltecí paredes huecas, predilecciones convertidas en caricias, proscrito, ilícito, ilegal. Tan abierta a no dejar ir esta invención, a lo mío, lo nuestro, una quimera que profundizaba mi cárcava, mi túmulo y mausoleo.
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