El abismo

Tendré esto guardado en un borrador por mucho tiempo.
El suficiente hasta que me decida si dejarlo salir.

Mi historia es corta, llena de pequeñas, medianas y grandes sorpresas. Una melodía afónica acompañada de té dulce. Horas retenidas en el torso de una luciérnaga, inerte al contacto, mas, sin embargo, hambrienta de calor.

Acogimos los susodichos engaños, sus pasos fueron profundos y penetrantes, dejando el suelo lacerado, fueron acompañadas de mentiras que, como serpientes decoraron la vereda. La desconfianza se alojó en nuestras almas y los celos se volvieron perseguidores.

No eramos mas que dos extraños pretendiendo amar.

El hueco era llano y asfixiante... el miedo funge como espinas literatura en la piel.
Se hicieron intentos, pero el tacto de la mano ajena no llegó, los días se alaciaron y las noches escabullidas en aquel enmaraño de garganta ahogada.

Y así regresan las decepciones, los desencantos, las peleas y las quejas.
Sin ceder ni dar nuestro brazo a torcer, solo contrariando verdades, limpiando mugre de corazones que no laten. Dejando rodar los problemas cuando la carga es insoportable, al final nadie quiere ser protagonista de una historia de terror.

El tiempo,
se volvió un cicatrizante voraz,
y su intento de sanidad fue desgarrador.

Y cuando la calma llegó, lo entendí,
cuando los gritos cesaron,
cuando los llantos menguaron dentro del seno de aquella plebe obscuridad,
 cuando por fin pude detenerme a respirar,
lo vi.



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