Aun,
estoy tratando de idearme promesas para compadecerme,
totalmente inútil.
No logro escabullirte más alla de esa mirada,
de aquel silencio que atesora mis remordimientos,
atados a mi lengua.

No basta el que solo suspires,
el que trates de calmarme dibujando un ambiente pesumbroso,
tu cabalidad me enardece mas de lo común, es inesperado.

Tan solo háblame, tengo también oídos para escucharte.

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