La alarma me despierta, sonando estridente. Gruño mientras mis sentidos se agudizan poco a poco, acostumbrándose a la oscuridad mientras mis ojos entrecerrados van detectando ese pequeño haz de luz que despide la pantalla del celular. No me siento en condiciones de siquiera levantar un musculo, me limito a escuchar el incomodo pitido que lentamente se va intensificando cuando mas trato de ignorarlo. Luego los recuerdos vienen hacia mi, mi padre, el olor a alcohol, la pelea...
el dolor que me causa tensar los músculos me recuerdan que debo sacar la basura.
No me molesto en ponerme los zapatos cuando deslizo mis pies sobre el suelo, el frío me recorre toda la columna hasta llegarme al cuello, que extraño... no me había sentido tan vivo, no después de anoche.
Llego a la cocina, donde el desorden es habitual, rebusco un plato para llenarlo con un poco de cereal, llenar el tazón de leche hasta que rebose, a mi no me importa... a nadie le importa. Al momento de sentirme satisfecho dejo el plato en el desayunador, usualmente mi mama me sonreiría, me felicitaría por haberme comido todo lo que había allí, me daría un beso y me conduciría hasta la puerta, solo para verme marchar a la escuela y quedarse allí lo suficiente para asegurarse de que nada me pasara mientras estuviera bajo su vigilancia, la amaba tanto... hasta que él me la quitó.

El maldito alcohol era su vida... y mi madre tan estúpidamente ingenua y bondadosa, maldición!-por que tenias que ser tan buena?-mis orejas ardían de rabia de solo escucharla llorar por su culpa.
La situación empeoró la primera vez que la golpeó, la sangre manaba de su boca, mientras horrorizada trataba de ocultarlo y me encerraba en mi cuarto justo cuando el iba hacia ella. Siempre me protegió y yo nunca pude hacer nada... era demasiado débil y ella... demasiado ella.

No salia de casa, se la pasaba maquillándose las manchas oscuras que resaltaban sobre su pálida piel, nunca dejaba de sonreírme... oh Dios! cómo extraño su rostro... la casa se siente tan vacía, lo que me hace extrañarla mas. Mi estómago da un vuelco severo haciéndome perder estabilidad, alejándome de mis recuerdos de golpe y reacciono bruscamente por soñar despierto.

Encuentro la manera de colocarme el uniforme, evito de manera poco cuidadosa los vidrios rotos que andan alborotados por el suelo, tiñéndolo todo como si fuera escarcha verde,brillante y letal, suspiro y volteo para darle un reojo al reloj en el suelo, la única cosa que aun puede decirme algo, y me percato de que aun es temprano, me sobra tiempo para ordenar la casa y recoger el resto del desastre.

Pongo manos a la obra y en poco tiempo el ambiente comienza a parecer mas decente, mas limpio, inclusive diría que un poco mas iluminado... después algo quiebra mi quietud... tengo que salir de aquí... pronto... o si no llegare tarde a al escuela.
Termino de poner en sitio las cosas que estaban tiradas, limpio un poco el desastre que deje en el baño, se que a mi madre no le gustaría verlo así.

Después de trabajosamente acomodar todo, salgo a la calle, arrastrando las bolsas de basura que con cuidado deposito en su lugar, me fui difícil acomodar su cuerpo allí dentro, desearía poder quemarlo y verlo desecharse entre las llamas... como me gustaría que estuviera vivo solo para que lo sufriera... pero supongo que lo estará eternamente en el infierno, me sobresalto... y una sonrisa tosca aparece en mi rostro, me sorprendo de lo que puedo pensar y es así como mi cabeza rebobina todo...

Mi padre entrando por la puerta, como siempre borracho y violento, me estremecí en mi cama desde que entro a casa, podía escuchar su pesada respiración merodeando el pasillo, estaba enojado, como siempre, fue directo al cuarto de mi madre y poco después pude escuchar una discusión, era acalorada y enérgica, como nunca antes habían tenido, mi mama lo amenazo con dejarlo, arruinarle su vida por ser quien era, que llamaría a la policía si volvía a tocarla.

Mi corazón comenzó a latir mas rápido, podía sentirlo mezclado junto con mi respiración bombeando en mi pecho, sabia qué podía hacerle, sabía que no acabaría bien y sabia que yo...no respondería bien. Escuche un golpe sordo y de repente la voz a la que estaba tan atenta simplemente se esfumo, sentí como las venas se llenaban de adrenalina, los nervios recorrían cada gramo de mi piel, "No, simplemente no!" Me pare  casi tropezando con la puerta,salí corriendo, con la imagen en mi mente de lo que creí que había pasado pero esperaba que no fuera eso, mi corazón latía tan fuerte que dolía y fue entonces cuando lo vi, a el... con sus rodillas encima de sus brazos y todo el resto de su cuerpo descansando en su vientre, dejándola totalmente inmóvil, mientras seguí golpeando una y otra y otra vez... ya no había luz en sus ojos... era simplemente un pedazo de carne, al menos era así como el la trataba, incluso después, o no se si se percato, de que ya estaba muerta... "Oh no... Dios, NO!!!" grite,  antes de darme cuenta ya le había roto una de sus botellas de ron en el cráneo, dejando dos serias rajaduras, rujió de enojo, sus ojos rojos hinchados y vacíos fueron directo a mi dirección, sus dientes dejaban ver su rabia, se tambaleo sin equilibrio, tratando de alcanzarme, no fue hasta que apreté mis labios que sentí el sabor salado de las lagrimas que rodaban por mis mejillas, lo odio, lo odio más que nada y nadie en el mundo, lo quiero muerto, tiene que morirse y pudrirse en el maldito infierno. Le acerté nuevamente con el pedazo que me quedaba en la mano, esta vez en el cuello, enterrándole todo mientras la sangre salia a borbotares, en mis manos, en el suelo, en la orilla de la cama. Luego vi, como se trato de sostener, mientra hacia ruidos pomposos sacudiendo su mano, como su aun tuviera la intención de sostener mi mano "Acaso era eso?" no supe, ni me importó... simplemente quería verlo morir, como la vida se le iba del cuerpo, así como le arranco el alma a puñetazos a mi madre, quería que sufriera y no me perdería ni un segundo de ello, hasta que quedo tan intacto como el cuerpo de mi madre.

Suspire del alivio, me sobresalte por el sonido que escapo de mi boca..., alivio?

Deje de pensar en ello, en como la adrenalina nuevamente tomaba curso por todo mi cuerpo, incitándome a huir, a esconderme, pero no me importaba,y por eso tengo miedo de mi mismo, de lo que soy capaz de hacer sin siquiera saberlo.

Seguí caminando, con mi mochila colgando de un solo hombro, imaginando a mi madre parada allí, sonriéndome.



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